martes, 31 de enero de 2012

Humildes 1

Madroño. Las ramas principales ya están
orientadas, pero falta algo más de altura, ramas traseras
(hay brotes muy prometedores) y mucha ramificación
secundaria. Pienso que es un bonsai algo pequeño
para la especie, pero ya veremos.
No puedo evitar sentirme un poco desanimado e impaciente cuando veo algunos trabajos, en distintos blogs y páginas webs o incluso cuando visito exposiciones. Si, desanimado porque no tengo tiempo para adquirir todos los conocimientos que querría adquirir, y por tener la sensación de estar perdiendo mucho el tiempo. Pero si lo pienso detenidamente, debería obtener una lección de esto. En el bonsai, por lo que se hasta ahora, la paciencia no solo es una virtud, sino un elemento necesario. Los trabajos que mas me han impresionado son el fruto de muchos años de trabajo. Rara vez que he quedado con la boca abierta con un árbol recien trabajado. Y esto será por que la pátina que da el paso del tiempo, la naturaleza, es imposible de imitar, aunque se note el trabajo esmerado del 'autor'.
Higuera. Estructura básica. Todo lo demás, le falta.
Incluido cerrar la enorme cicatriz que tiene a la derecha.
Si, también le faltan traseras.
Imagino las carcajadas que deben soltar algunos cuando vean las fotos de mi blog. Soy muy consciente de mi nivel, pero hay algo de lo que si me siento orgulloso. A pasión no hay quién me gane.

Una entrada un tanto pesimista, ya veis. Os muestro algunos de mis humildes, con la intención de volver a hacerlo pasados 20 años, para que os quedeis con la boca abierta.



lunes, 30 de enero de 2012

Archivando 2

Dificil es aprender a alambrar por correspondencia. Quiero decir que el único camino a seguir para poder alambrar un árbol cada vez de una manera más correcta (aunando funcionalidad y estética), es alambrar cuanto más mejor.
En mi caso concreto lo que más me ha servido es pararme cuando soy consciente que lo he hecho mal, y desalambrar una y otra vez hasta que creo que ya lo he hecho bien. Esto, claro, cuidando de que el árbol no sufra demasiado.
Te pueden contar una y mil veces lo de que tienes que sujetar el alambre con el pulgar de manera que quede fijo antes de darle la curva, pero hasta que no lo haces una y mil veces no lo ves claro.
Hacerlo perfecto pienso que es algo complicadísimo  pero que solo dependerá de la experiencia, como casi todo.
Uno de los fallos que yo suelo cometer es que comienzo a alambrar algunas ramas sin considerar antes hacia donde la voy a mover, y esto es un error, porque hay que dirigir el alambre hacia un lado u otro en función del movimiento que queramos darle. Vamos, que hay que tener claro el diseño antes de alambrar, sino es una pérdida de tiempo y de dinero.

El consuelo que nos queda a los inexpertos es que en el caso de los árboles en formación siempre se puede hacer alguna chapucilla para aprovechar el trabajo hecho si la alternativa es demasiado costosa. Digo yo que en el caso de los árboles más o menos terminados estas chapucillas son un sacrilegio por que son más evidentes.

Existe una colección de revistillas que se llaman 'cuadernos de bonsai' editados por Croma Press, y que salieron allá por los 90, y uno de ellos está dedicado al alambrado. A mi me ha servido de gran ayuda, porque las fotos reflejan muy bien el trabajo y el texto te lo deja claro. De todas maneras sigo diciendo que con una lectura te quedas un poco a cuadros. Lo suyo es leerlo después de alambrar ya que así lo comprendes mejor porque ves tus errores.

Os muestro dos trabajos que he hecho ultimamente de árboles que ya os he mostrado, con el antes (la foto más antigua que tengo) y el después, que así queda más curiosón.

Bosque de olmos en marzo de 2009
Bosque de olmos en enero de 2012.
 Son los mismos árboles pero
 algunos se han cambiado de posición.




Quejigo en diciembre de 2010
Quejigo en enero de 2012

martes, 10 de enero de 2012

Emma

Camino al hospital hay árboles, pero esta vez no los miro, tal vez los intuyo. Cuando pienso en ellos me da miedo, porque pienso, quizas llevado por los comentarios de otros, que mi vida va a cambiar de tal manera que los bonsais ya no tendrán cabida. Me cuesta ver el futuro ahora, esto no lo había visualizado nunca. A lo mejor todo es un sueño.
Las plantas que hay por todas partes, en la entrada, en las salas de espera, llaman mi atención, y me pregunto si estoy loco, en un momento así y fijándome en esas cosas.
Pero en un instante el tiempo se paraliza, y solo oigo latidos y mas latidos, y ahora solo me fijo en las personas que nos ayudan, y envidio su trabajo y tengo ganas de abrazarlos a todos. Creo recordar que lo hice en algún momento, pero no estoy seguro. En este momento en el que no hay tiempo todo es tan real que me sorprende que nunca me lo hubiera imaginado.
Se mezcla constantemente la magia con las matemáticas y mi mujer y yo, que todavía somos dos, contamos mirándonos a los ojos y esperamos pacientemente a que el dolor vuelva una y otra vez. Y pasa el tiempo, que está paralizado, pero pasa, asi que seguimos contando hasta que nos dicen que ya hemos llegado al máximo y que ya no hace falta que contemos más.
Y no se si soy yo el que me muevo siguiendo a mi mujer o alguien me traslada en volandas hasta el primer lugar que Emma visitará. No sé donde colocarme, no puedo cerrar la boca. Dejo de respirar pero como el tiempo está quieto puedo hacerlo sin temor, y entonces aparece y yo respiro y el tiempo se pone en marcha de nuevo, y oigo reir a mi mujer, y Emma está encima y veo sus manos.
Se la llevan un instante y entonces también la oigo llorar y ya no separo la vista de ella.



Me hablan. Alguien me pregunta algo. Al girar la vista para responder me fijo en el lugar en el que estoy: un ficus retusa, debil por la falta de luz, descansa junto a un ordenador.