domingo, 27 de octubre de 2013

De romeros

Desde que comencé en este mundo del bonsái vengo oyendo de unos y otros aficionados eso de que el romero es una especie muy complicada en bonsái porque seca ramas sin saber muy bien porqué, o porque no dura mucho y se muere de buenas a primeras. Algo similar se ha dicho siempre del almendro.
Sin embargo, yo estoy harto de ver romeros como árboles secundarios acompañando a árboles más poderosos en todas las exposiciones a las que voy.
A finales del invierno pasado recuperé estos que vais a ver en estas fotos. Los saqué casi sin mucho esfuerzo y casi siguiendo el manual del buen recuperador, esto es llevándome todo el cepellón a mi casa con tierra y todo. Cuando lo deshice me desanimé bastante porque apenas había raíces, aunque el caso es que tampoco corté pivotante alguna, con lo que me quedé un poco extrañado. ¿Será normal que los romeros sobrevivan con tan pocas raíces?
El caso es que así, sin mucha esperanza a priori, los trasplante usando pomice solamente, lo mantuve a la sombra y con bastante humedad, y en unos meses daban signos de recuperación. A finales del verano, viendo que las raíces ya presionaban la maceta e incluso salían por los agujeros de drenaje, decidí limpiarles la corteza e intentar diferenciar la zona muerta de la viva, lo cual me resultó muy pero que muy difícil. Estoy satisfecho porque considerando como los metí en la maceta, el primer objetivo está superado. De hecho, están floreciendo...